Los diseñadores no se centran únicamente en la estética: su papel abarca aspectos empresariales y tecnológicos más amplios, a la vez que los evalúan cuidadosamente estimando el retorno de la inversión de cada solución. En resumen, los diseñadores se aseguran de que el valor final de la solución específica, o del producto en su conjunto, aporte al negocio del cliente las ganancias esperadas y un rendimiento significativo frente a la inversión inicial.

Los diseñadores mantienen esta conciencia desarrollándose en tres áreas fundamentales: negocio, tecnología y prácticas de diseño centradas en el usuario. Para cada vertical, tienen en mente el retorno de la inversión, teniendo cuidado de estimar y darse cuenta del impacto de la UX en el presupuesto, los objetivos y el marco técnico más amplio del cliente.

Diferentes empresas son expertas en sus verticales específicas, pero si pensamos en los negocios como un árbol, la transformación digital de las empresas proviene de una rama de diseño que conecta con el tronco principal. Los diseñadores son, por tanto, los cirujanos de árboles que saben a qué fases del diseño dar prioridad, cuándo hacerlo y cómo echar las raíces más fuertes para hacer crecer el árbol.

Sí, los diseñadores crean experiencias virtuales fluidas y atractivas. Sin embargo, también tienen profundos conocimientos sobre cómo los clientes y los usuarios finales responden psicológica y conductualmente a un viaje, así como sobre la forma de trazar el camino hacia un mayor éxito empresarial. Así es como los diseñadores calculan el impacto de la UX y, en última instancia, el ROI.